"DEJA QUE CADA UNO VAYA A DONDE DEBA"
Dir. Ben Russell, (2009).
Russell realiza un ejercicio minucioso tomando como punto de partida el discurso del viaje, se expresa en las ramas del Cinéma Vérité para contar una historia completamente lineal como es llegar de un punto A a un punto B.
Con la mayor veracidad posible, para él cortar una toma de una canoa que atraviesa un río, ya constituye una manipulación por lo que prefiere que el espectador observe todo el trayecto, sin cortes, haciéndolo consciente del tiempo de espera de los viajes, agotando nuestra paciencia como el cansancio de los 2 hermanos protagonistas en su travesía por llegar a su pueblo natal, empezando en Paramaribo, Surinam.
Un recorrido generacional, un ritual que han de realizar los hombres del pueblo alguna vez en su vida recordando a sus ancestros que escapaban de la esclavitud 300 años atrás. Recordando un poco a "Jaguar" de Jean Rouch, en donde los jóvenes repiten el mismo camino que sus ancestros en Nigería, de esta forma Russell no escatima el tiempo, el lleva el tema del viaje hasta sus últimas consecuencias.
Las plano secuencias son largas como el viaje, son sólo 13 con las que está compuesta la película, el espectador se convierte en la sombra de los hermanos, en muchas ocasiones los seguimos a sus espaldas, ellos nos guían el camino a través del paisaje y los sonidos de la vida de los pueblos que atraviesan, el ritmo nos conduce hasta adentrarnos en la selva.
Las Plano secuencias de 10 minutos de duración aproximadamente, me recuerdan a Bela Tarr, en especial a "Satántángo", en donde se plantean unas también de seguimiento y de la misma duración, donde nos convertimos en guardaespaldas, no vemos sus caras, dos hombres de negro con largas gabardinas caminan a un paso más deprisa, escuchamos los sonidos del viento en una ciudad desoladora, aunque claro, en un entorno muy diferente como lo fue Hungría al fin del régimen comunista.
En "Let each one go where he may" la cámara actúa. La notamos como un tercer personaje, crea un vínculo íntimo entre los hermanos, baila con ellos, se mueve incluso en círculos a su alrededor, asume su posición de documentalista, va a donde ellos quieren que vaya, incluso hasta adentrarse en un ritual que rompe con la pasividad del viaje, para terminar en una toma contemplativa sobre una canoa, usamos el mismo transporte que ellos.
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