"La fábrica de fruta falsa"
Dir. Chick Strand, (1986).
Chick Strand se vale de los acercamientos para hacernos sentir parte del trabajo que realizan las mujeres, pocas veces vemos su cara completa, la directora se enfoca principalmente en primeros planos de sus manos cubiertas de pintura o sus bocas al hablar y al comer, en un sentido de darnos la sensación del trabajo de fábrica, en la que no importa su apariencia física mientras se encuentran en la fábrica, ya que son parte de un proceso casi robótico en el cual el producto pasa de mano en mano.
El contraste sucede principalmente con el sonido, podemos darle una cara a las señoras, al dejarnos entrar a sus conversaciones íntimas, es como un juego en el que si vemos sus caras, guardan las apariencias y se callan y si vemos sus manos, conocemos su sentir acerca del jefe, su sexualidad y sus familias.
Al final de la película cuando su jefe, un estadounidense, las lleva al campo, la autora cambia los planos para mostrar detalles de sus cuerpos, ya no están en la fábrica, están en la alberca con el jefe, entonces la apariencia es lo que importa y sus conversaciones ahora nos sugieren poco, se dedican a cantar mientras toman el sol.
La relación entre su jefe estadounidense y las mujeres mexicanas, es compleja, empezando porque es él, el inmigrante que trabaja fuera de su país, pero tiene un puesto autoritario, ellas a pesar de vivir en su país no se percibe un sentimiento de independencia, están sujetas a los antojos del jefe, pero a la vez son libres en su expresión.
La directora trata de mostrarnos con un ejemplo, las relaciones comerciales que se dan en la frontera de los 2 países, en donde el dinero viene del norte pero la mano de obra del sur.
El final es irónico, el jefe deja todo para cruzar la frontera en busca de una nueva vida, incierta en su país, mientras deja el negocio a su esposa mexicana.
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