Dir. Jean Rouch, (1953)
Jean Rouch ahora nos transporta al Golfo de Guinea, es hora de descubrir los rituales de la gente del mar.
Seguidor de la escuela de Robert Flaherty y Dziga Vertov, Rouch mantiene en este cortometraje documental la postura del "Cinéma Verité" en donde nos muestra objetivamente lo que observa, las imágenes por sí solas nos cuentan una historia que el recalca con su narración.
Al principio vemos a unos pescadores decepcionados al ver las redes de pesca vacías, la toma nos conmueve, es imposible que finjan su tristeza. Pero la edición del director nos cuenta una historia con un final feliz, al ponernos después de haber tenido su ritual, debido al enfurecimiento de sus dioses, las redes atascadas de peces y los pescadores jubilosos regresando del mar.
Rouch es el catalista de la situación, con su edición manipula nuestras emociones, o la emoción de su experiencia la traduce al espectador. Él una vez comentó que el documental etnográfico es el movimiento entre el mundo real y el de la imaginación, quizás el también se sentía un pescador, y deseaba tener un final feliz, creyendo que el ritual para abundancia y prosperidad haya funcionado.
Se nota un cambio con "Los tambores de antaño", ahora Rouch es uno de ellos, la cámara se percibe más íntima, ahora no sólo nos muestra el ritual como una danza de hombres y mujeres en fiesta, sino, se atreve a filmar también a los niños de la comunidad al final del cortometraje, a una distancia, percibimos su júbilo por la prosperidad que ha venido del mar, Rouch sabe que el final feliz es para ellos. Los vemos recogiendo los peces y amasándolos en una canasta. Mejores tiempos han llegado.
"El mar nunca se seca"
-Proverbio Ghanés.
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